Todo comenzó hace casi siete años cuando nuestro director Ulises Castillo y un grupo de consultores analizábamos las tendencias del mercado y una posible alianza para proveer servicios de seguridad administrada en México.

Basándonos en nuestra experiencia en seguridad, en temas de NOCs, y un – poco – en nuestra creatividad e imaginación definimos una serie de servicios, métodos de costeo y un modelo de operación.

Finalmente, después de un esfuerzo importante, la alianza no se dio, pero nos preparó para arrancar una travesía por tierras desconocidas, llena de retos y disyuntivas.

En poco tiempo montamos nuestra primera versión del SOC, con la infraestructura mínima necesaria para dar el servicio, y salimos a vender. Como evangelistas, tratamos de convencer a los clientes de la utilidad de este servicio para mejorar su nivel de seguridad, reducir de sus riesgos informáticos y sobre todo para disminuir sus costos operativos.

En esos momentos hubo más de uno que pensó que era una idea insensata sobre todo por el “temor” del mercado al outsourcing de la seguridad y por las circunstancias particulares por las que pasaba Scitum.

Demostración tras demostración, presentación tras presentación, logramos cerrar nuestros dos primeros proyectos,  los cuales pusieron a prueba nuestro enfoque, procesos y modelo operativo. Desde ese momento no hemos parado, ha sido una evolución constante.

Nuestro primer equipo de operación, cómo olvidarlo, formado por algunos consultores dispuestos a rolar turnos, y algunos ingenieros ya contratados específicamente con este propósito, sentaron las bases para lo que posteriormente sería el grupo de operaciones; empezamos con un grupo de 9 personas, crecimos a 31, luego llegamos a 60, y finalmente hoy en día estamos alrededor de las 100 personas. Asimismo, crecimos en el número de clientes, de los dos primeros con que arrancamos hasta llegar a tener  el día de hoy más de 40.

Este proceso de crecimiento implicó la adecuación del espacio físico del Centro de Operaciones para que se adaptara a las cambiantes necesidades y una expansión geográfica, que nos llevó a Monterrey en 2006 y próximamente a Madrid, España en 2008.

Indudablemente estos años han sido de mucho estrés, aprendizaje y hemos invertido mucha energía, sin embargo, hemos consolidado un gran grupo de trabajo como una de nuestras principales fortalezas.

No cabe duda que el dicho  “crecer duele”, nos ha quedado muy bien. La buena noticia, es que cada vez duele menos, la mala, si se puede considerar así, es que pensamos seguir creciendo.

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