Recientemente asistí a uno de tantos eventos de TI que se organizan en México y varios de los conferenciantes se refirieron a la virtualización y del cómputo en la nube. Como ya es costumbre, uno de los argumentos para justificar la migración fue el «hecho comprobado» de que la infraestructura de cómputo, en particular los servidores, suele estar subutilizada y por ello hay que pensar en cómo aprovechar la capacidad instalada ¿Será verdad esto?

No pretendo en este texto hablar mal del cómputo en la nube o de la virtualización, de hecho soy un entusiasta promotor de este tipo de soluciones y no me queda duda de sus bondades. Lo que sí pretendo es levantar una señal de aviso para que nos mantengamos atentos a los dichos de la industria y sus analistas, pues sus paradigmas y conclusiones no son de aplicabilidad universal y, como siempre, hay que ser cuidadosos a la hora de contrastar lo que dicen con la realidad de nuestro mercado, país u organización.

Así pues ¿De verdad está subutilizada la infraestructura de cómputo en todas o la mayoría de las organizaciones actuales? Yo digo que no. En mi experiencia he visto que eso aplica generalmente para los países con alto grado de desarrollo o para las grandes empresas internacionales y sus filiales, pero cuando se piensa en la típica empresa PyME en países como el nuestro, las cosas no siempre son así.

El escenario no es desconocido para algunos de ustedes: empresas que luchan por sobrevivir a la globalización y las crisis recurrentes, con presupuestos de inversión pequeños y áreas de TI luchando encarnizadamente por mantener su operación con pocos recursos materiales y humanos.

En situaciones como la descrita arriba, es muy común encontrar servidores antiguos y sobrecargados que, en el mundo ideal, debieran haber sido sustituidos hace tiempo. En otras palabras, la gente de TI ha logrado una «alta eficiencia» en el uso de su infraestructura («eficiencia» que a veces va acompañada de esfuerzos casi heroicos de los administradores, aplicaciones lentas o poco confiables y, en última instancia, usuarios descontentos).

Como platicaba con un ex jefe: «te imaginas si no tomáramos en cuenta nuestra realidad y se nos ocurriera crear servidores virtuales en nuestros equipos que tienen promedios de utilización de CPU de 85% y de disco andan casi al 90%, ¡máximo en tres meses  me estarías corriendo!»

Así pues, volviendo a mi tesis central, y a modo de conclusión de esta pequeña reflexión, a pesar del excelente trabajo que los fabricantes y analistas realizan para describir cómo se comporta el mercado, no dejemos de tomar en cuenta que:

  • Los reportes generalizan y sacan promedios, pero podría darse el caso de que nuestra situación particular esté muy lejos del centro de la curva estadística.
  • Aunque hay esfuerzos importantes por hacer estudios en países como el nuestro, o por lo menos tropicalizar los realizados en el primer mundo, no olvidemos considerar en qué país o mercado fue hecho el análisis que sustenta un estudio.
  • Nunca dejemos de lado la lógica y el sentido común, normalmente son excelentes aliados.

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