El gobierno corporativo de TI, o gobernanza de TI, no es un concepto nuevo. Tiene sus orígenes en lo que se denominó gobernanza – aplicado a la buena gestión de los recursos por parte de los gobiernos y al fomento de la participación de la sociedad civil – y en el desarrollo del concepto de gobierno corporativo en las dos últimas décadas.

El presente artículo desgrana la evolución desde la gobernanza hasta el gobierno corporativo y sus diferentes enfoques y tratamientos. Finalmente, muestra el marco teórico para la concepción e identificación de la gobernanza de TI como la disciplina dentro del gobierno corporativo.

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El concepto de gobernanza

El concepto de gobernanza es relativamente antiguo y era un sinónimo de gobierno. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) dice: Acción y efecto de gobernar o gobernarse.

En los años 90, el término fue utilizado para hacer referencia a un nuevo estilo de gobierno de las administraciones públicas, mediante el cual estas tratan de gestionar de forma eficiente, honesta, transparente, igualitaria y con responsabilidad, los recursos públicos[1].

Este significado queda recogido en el DRAE:

Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el estado, la sociedad civil y el mercado de la economía.

Finalmente, este concepto comienza a ser adoptado por instituciones (por ejemplo el Banco Mundial y las Naciones Unidas) como elemento clave en la dotación de financiación a países en vías de desarrollo.

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El gobierno corporativo

Asociado al término gobernanza surge el concepto de gobierno corporativo, que ya fue introducido por Adam Smith en su obra “La riqueza de las naciones”:

“Cuando la propiedad y la gestión de las empresas no coinciden plenamente, habrá potenciales conflictos de interés entre los propietarios y los gestores/administradores”.

En la década de los años 90 se desarrolló este concepto abordando las diferencias de intereses entre la propiedad y la administración de la empresa (“problemas de agencia”[2]). Específicamente, el gobierno corporativo trata de definir y establecer mecanismos de control y salvaguarda por parte de los accionistas, sobre las acciones realizadas por los miembros del consejo de administración.

Los problemas de agencia tienen un enfoque más amplio en la década de los años 90, al considerar a los llamados grupos de interés dentro del esquema de gobierno de las empresas, surge así el enfoque de “stakeholder”:

La preocupación por los problemas de gobierno corporativo en los países se presentó por primera vez en el “Informe Cadbury”[3] (1992, Reino Unido), que recogía un “código de buen gobierno” al que las compañías que cotizaban en la bolsa de Londres debían adherirse.

Este mismo año se publica el Informe COSO[4] (EE.UU.) como el marco de trabajo para el establecimiento de un sistema de control interno en las organizaciones.

El “Código Combinado”[5] (1998) integra las diferentes recomendaciones que fueron apareciendo a lo largo de los años 90 (accionistas institucionales, remuneración del consejo, etcétera) adoptando el principio de “cumplir o explicar”:

  •  La imposición a las compañías de informar cómo aplican las recomendaciones del Código Combinado.
  • La necesidad de explicar por qué no se han aplicado las recomendaciones.

El respaldo internacional para el gobierno corporativo llega con la publicación (1999 y revisada en 2004) de los Principios de Gobernanza Corporativa por la OCDE[6], donde se definen los elementos principales y se adopta un modelo stakeholder. Estos principios han sido asumidos por los distintos países en la definición de sus recomendaciones y códigos de buen gobierno.

La Ley “Sarbanes-Oxley”[7] (2002, EE.UU.) aparece como respuesta a los escándalos corporativos ocurridos en ese país (Enron, Worldcom, etcétera). El principio de cumplir o explicar desaparece, introduciéndose responsabilidades penales a los administradores y ejecutivos de las compañías.

Los códigos de buen gobierno han evolucionado, destacándose especialmente el “Código King III”[8]  (Sudáfrica, 2009).

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La concepción de la gobernanza de TI

El siguiente paso, dado por CIMA e IFAC[9] (EE.UU.), consistió en dividir el gobierno de la empresa, atendiendo a dos aspectos: regulatorios y de negocio:

  •  El gobierno corporativo, que cubre los aspectos de cumplimiento legal y normativo.
  • El gobierno del negocio (rendimiento y valor).

Así, la gobernanza de TI es un subconjunto del gobierno de la empresa que persigue obtener el máximo valor de las TI en las organizaciones, buscando el alineamiento estratégico de las TI con el negocio, gestionando riesgos de forma acotada, recursos de forma eficiente y supervisando el rendimiento de las mismas.

En 2004, Weill y Ross[10] (investigadores del MIT), dan un paso más, identificando los seis activos clave que deben ser objeto de gobierno en toda organización:

  • Activos financieros.
  • Activos físicos.
  • Recursos humanos.
  • El esquema de relaciones de la organización.
  • Propiedad intelectual.
  • La información y las TI.

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Esto se puede ver en la siguiente figura (adaptado de Weill y Ross):

fig-2-alberto-arroyo

En ese último grupo se ubica, conceptualmente, la gobernanza de TI o gobierno corporativo de TI.

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[2] AECA, Gobierno y Responsabilidad Social de la Empresa. 2007

[10] Peter Weill and Jeanne Ross., IT Governance: How Top Performers Manage IT Decision Rights for Superior Results. Harvard Business Press. 2003